miércoles, 25 de enero de 2012

Acuarela.

Corro, caigo, siento el césped en mi cara, sonrío. Alzo mis brazos, acaricio el sol, pateo con ansias una vieja pelota, tropiezo en mil piernas, caigo y vuelvo a estar de pie.

No tengo frío, no estoy cansado, no me preocupa la luna ni sus encantos.

Me lanzo como un rayo al ver la camioneta de mi padre llegar, salto a sus brazos, el olor a tabaco de su camisa, hace picar mi nariz, y su barba pincha mi cara.

Lo acompaño hasta el comedor, esquivo a manchitas que salta para ensuciar un poco más mi remera de Dock Sud, mamá me reta, mama sonríe.

Vuelvo al patio, me hamaco un rato, juego con mis soldados de plástico, el General Kosaco, por fin conquista el imperio de la tierra de las lombrices.

La abuela me da un mate, esos con cáscara de naranja, y una caricia en mi maraña de pelos.

La esfera naranja se cae en el sótano del oeste, las tareas de la señorita Susana, me esperan en la mesa.

Protesto lloriqueando, cuando me empujan dentro y de efímera mala gana, termino mis quehaceres.

Sonrío con Popeye, y Tom y Jerry, para entregarme al berrinche antes de un baño reparador.

Por la noche me cobijo, esperando una caricia de mi madre antes de dormir.

Soy un niño, solo eso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario