jueves, 19 de febrero de 2009

Confidencial.

Confidencial Página 1 19/02/2009.

Acabo de despertar, como te dije ayer, he vuelto a soñar con ese pasadizo eterno, pero anoche pude divisar cosas que antes no, ¿recuerdas que te mencioné que sus paredes parecían transpirar?, bueno anoche logré tocarlas, ¡es realmente asqueroso lo que descubrí!, no son paredes ¡es piel!, es como si fuera la garganta de alguien, recubierta de una mucosidad roja, con manchas marrones (¿será la garganta de un fumador?).
Bueno, el hecho es que después de reponerme de la descompostura que me produjo tocar esa cosa me dirigí a esa luz de la que ya te he hablado, y al dar dos pasos topé con una escalinata (¿has caminado alguna vez sobre barro de arcilla?), el tema es que daba un paso y tenía que sostenerme de las paredes para no caer, creo que bajé cinco o seis escalones así, pero luego caí de cabeza, puedo asegurarte que fue la caída mas aterradora que he tenido en mi vida, parecía que nunca iba a terminar de dar vueltas, hasta que finalmente estuve de pies, ¿sabes?, a pesar de tantos tumbos, mi cuerpo estaba ileso, parado sobre un estero (¿puedes figurarte?, ¡un estero lleno de algas verdes en medio de un laberinto cerrado!).
Ya no estaba totalmente oscuro como antes, había un estilo de penumbra, que lastimaba a mis ojos, era una luz de tono violáceo, ¡pero el silencio!, ese silencio sordo, puedo asegurarte que cualquier suspiro hubiese provocado un derrumbe.
Entonces otra vez ese murmullo, pero más cerca que otras noches, esos niños sonriendo, tan lastimosamente como cachorros de hiena, mi temor creciente pudo más que mi curiosidad y me eché a correr hacia atrás nuevamente, subí casi de rodillas por las resbalosas escalinatas (¿puedes creerme si te digo que eran casi cincuenta malditos escalones por los que antes había caído?), cuando llegué a lugar donde había empezado el sueño, tuve escalofríos, una mujer desnuda me observaba y reía, no tenía rostro y de su vientre salía la cabeza de un niño con tres ojos totalmente ensangrentada, que chillaba de manera terrorífica.
La mujer me indicó con una de sus manos que me pusiera de rodillas, yo totalmente entregado al miedo lo hice, por el rabillo de mis ojos observé que levantaba una enorme espada y la descargaba con furia en mi cabeza, ¡te juro que en todo momento ese niño no paró de reír!.l
Justo cuando la espada tocaba mi nuca desperté dando un grito, estaba totalmente desnudo (ah, por si no te dije siempre duermo en piyamas), pero lo más extraño es que estaba cubierto de sangre y a mi lado había una mujer descuartizada.
¡Figúrate de mi asombro si tu te asombraste!, puedo jurarte por la memoria de todos mis parientes muertos que nunca había visto a esta mujer en mi vida, intenté recordar que había echo antes de dormir pero fue inútil, mi mente está en blanco, es más busqué por toda la casa indicios de alguna cena romántica o al menos de una cena para dos, pero nada; ahora bien:
¿Qué hacía esa mujer en mi cama?,
¿Porqué está muerta?,
¿Quién la mató y porqué lo hizo en mi cama y a mi lado?,
¿Porqué yo sigo vivo e ileso, porqué a mi no me hizo daño?.
Suponiendo que yo la maté:
¿Con qué la maté? No hay siquiera un cuchillo, una sierra, o un tenedor, en algún rincón de la casa que me incrimine.
¿Por qué habría de matarla, si ni siquiera la conozco?.
Amigo déjame decirte que eso poco le interesaría a la policía, por eso luego de meditar, decidí deshacerme del cuerpo y limpiar mi casa que era un verdadero reguero de sangre.
Me duché, (¡qué difícil es despegar la sangre seca del cuerpo!) y salí en busca de lo necesario para deshacerme de semejante embrollo; para eso compré limpiadores potentes para borrar todo rastro de sangre de la casa, y un paquete de bolsas de consorcio donde pondría los pedazos de esta misteriosa mujer (ah, me olvidaba decirte que no hallé siquiera un mísero bolso, o billetera o algo que me permita saber quién era ella).
La calle estaba pegajosa, es pleno Enero y aquí el calor se hace sentir de maravillas, más si tienes en cuenta que el río más cercano está a cuatrocientos kilómetros, y nadie de por aquí conoce el significado de la palabra mar.
En la ferretería de Don Julián encontré todo lo que necesitaba, y me duele decirlo pero ese viejo hijo de puta se quedó con la mitad de mi sueldo, (de algún sitio tiene que venir el dinero con el que se hizo semejante mansión en la avenida principal).
En realidad nada de esto importa, la cuestión es que después de comprar todo lo que necesitaba volví lo más rápidamente posible a casa.
¡Ay querido amigo, no sabes mi tremendo terror al encontrar un patrullero en la puerta de mi edificio!, !y cuánto mayor fue éste cuando se me acercó uno de los agentes!.
El tipo se me acercó y me preguntó si no había visto a la mujer que tenía en la fotografía (¡acertaste era la que tenía por pedazos en mi cama!), obviamente le dije que no, aunque mis nervios lo hicieron sospechar, el tipo se despidió y me dijo que si llegaba a verla me comunique con la central.
Luego de despedirme de él, con el pleno convencimiento de que volvería a verlo antes de que finalice el día, subí con tanta prisa por las escaleras que perdí una de las botellas de desinfectante, que se me cayó y se hizo trizas contra el suelo, no había tiempo de ir por otra, con una tendría que alcanzarme.
Amigo, eran tales mis nervios, que apenas pude abrir la puerta de mi departamento; y no podrás imaginarte mi sorpresa al encontrarlo más limpio que nunca.
¡No había siquiera una gota de sangre, no había cuerpo, mi cama estaba tendida, el baño totalmente seco, como si nadie se hubiese duchado en días, y un aroma tan extraño a rosas que produjo en mi estómago un pequeño movimiento de repulsión!.
Me senté en la cama e intenté comprender, ¿Dónde demonios estaba el cadáver?, ¿Quién se lo había llevado y limpiado el cuarto en tan poco tiempo?, ¿Porqué el baño estaba tan seco y limpio?.
Por eso te escribo, estoy seguro de mi cordura, aunque mi seguridad empieza a fisurarse, estoy confundido, la mujer realmente existe y también se ha extraviado, sino el policía en la puerta del edificio no tiene ningún sentido.
Ahora estoy empacando, me voy no sé a donde ni por cuánto tiempo, pero en cuanto tenga la oportunidad te escribiré para contarte más.

Afectuosamente, Mariano Regueira.















Confidencial Página 2 19/02/2009.

Querido amigo: ya ves; no ha pasado siquiera un día y vuelvo a escribirte, estoy en la central, antes de abordar un micro que me llevaría lejos de aquí, dos agentes me detuvieron y sin darme explicaciones me trajeron a este lugar.
Acabo de terminar un interrogatorio de tres horas, ¿recuerdas que te dije que ese agente allá en mi edificio había sospechado de mis nervios y que volvería antes de terminar el día?.
Pues volvió, y mucho antes de lo que yo esperaba, no acababa yo de tomar un taxi a la terminal cuando volvió acompañado por tres patrulleros y una orden judicial para allanar mi departamento. Como yo ya no estaba entraron.
¿Cómo explicarte esto?, ¡encontraron mi cuarto lleno de sangre, los pedazos de la mujer en mi cama, y presta atención a esto: dos enormes cuchillas de carnicero en una de las mesa de luz, que obviamente tenían mis huellas!.
No tengo para ti como no la tuve para ellos respuesta alguna; lo de mi sueño, surtió poco efecto, es más solo provocó que me golpearan más fuerte.
Pero hay cosas que sigo sin entender; ¿Cómo no vi las dos cuchillas al despertar, si revisé minuciosamente cada rincón de la casa? O ¿Porqué estaba limpio el cuarto cuando volví de la ferretería, y el cuerpo había desaparecido?.
Estoy desesperado, uno de los agentes me dijo que el mínimo castigo para lo que he hecho (vuelvo a repetirte que no recuerdo haber hecho nada), es la inyección letal, y (se ve que es un ferviente católico) el infierno eterno.
Me han dejado escribir esta carta porque me he rehusado a contratar un abogado, he decidido aceptar los cargos en mi contra, a sabiendas que es imposible esgrimir defensa alguna a mi favor, pues lo único que lograría es una estadía hasta el fin de mis días en un manicomio y prefiero la muerte a eso.
Amigo hay una última cosa que quiero decirte; en realidad es acerca del hecho que más sorpresa me ha causado; cuando pedí que me dijeran quién era la mujer que supuestamente había asesinado, se sonrieron y me dijeron que la conocía muy bien, entonces al ver que mis súplicas no daban resultado, imploré a uno de los guardias (el que me pareció más humano) que escribiera su nombre en el papel que me dieron para que te escriba, demás esta decirte la sorpresa que causó en mi leer en el, Leonor Diaz.
Una última pregunta antes de terminar con esta carta;
¡¿Cómo no pude reconocer en el cadáver o en la foto que tenía el agente a tu esposa?!.

Afectuosamente, Mariano Regueira.

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