En una sonrisa comprometida de media tarde,
Navegando en labios ajenos, en piel impropia,
Se escurrió el calor, en gotas de sudor frío,
Mientras las preguntas se acodaban en tu pelo.
En una caricia regalada con desgano,
Vacía de amor, fingido cariño, vespertina agonía,
En un recurrente desespero, aboliendo las leyes de la soledad,
Se enclavó la vista en un techo pánfilo, cuadro de opípara tristeza.
En una historia ajena, observando como se desmoronan ilusiones,
Como nacen nuevos anhelos, como mueren viejos sueños,
Las manos nerviosas, el tacto agitado, la piel erizada,
¡¡Y este maldito e infame corazón!!
En una sonrisa comprometida de media tarde,
Vislumbrando lágrimas impropias, lejanas, inútiles,
Ahogando en silencio al ruido racional,
Entregado al instinto, al placer vacío, lánguido.
En una palabra sorda, navegando entre mundos paralelos,
Aferrado a imágenes del pasado, que anclan en puertos desolados,
Oxigeno que quema, hundiendo azufre en la herida,
¡¡Y este maldito e infame corazón!!
martes, 17 de febrero de 2009
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